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miércoles, 20 de junio de 2012

FELIZ CUMPLEAÑOS NANA.

Hoy se cumple el 39 aniversario del nacimiento de una persona muy especial en mi vida. Pensando mientras escribo, me he dado cuenta que llevo más de la mitad de mi vida con ella.

20 años nos contemplan juntos sin habernos separado ni un solo día y sin embargo parece que fue ayer cuando iba al instituto a buscarla con la Seat Terra roja con cortinas de lunares. Dicho sea de paso, que la joia se avergonzaba y me hacía aparcar a 100 metros para que no la vieran montarse en semejante engendro. Jejejeje¡¡¡

Son muchos los recuerdos hermosos que me asaltan y miles las anecdotas que a lo largo de estos 20 años, nos han ocurrido. Muchas buenas, algunas, más de las que quisieramos malas. Pero de todas, de las buenas y de las malas hemos aprendido mucho. Y de todas hemos salido juntos. Por que esa es nuestra fortaleza.

En estos tiempos que corren en el que nadie confia en nadie, yo tengo el privilegio de poder abrirme en canal para tí, en poder desnudar mi alma sin temor, en saber que pase lo que pase siempre has estado, estás y estarás ahí.

En estos tiempos que corren, en los que veo a muchas parejas desmoronarse por las dificultades economicas, tu has cogido el timón y no te has rendido. No has abandonado, no te has quejado.

Hoy en este día tan especial, me hubiera encantado inundarte de regalos, de viajes y de promesas de un futuro mejor.  Pero sabes que no será así. Hoy me encantaría dedicarte poesías, palabras de alabanza, regalarte ramos de Rosas y bombones. Pero sabes que no será así. Para mi eso es una tortura y lo sabes .Por que se que te mereces lo mejor, por que me has demostrado día a día que no hay dificultad que pueda con nosotros si permanecemos juntos.

Hace más de dos años que estamos en nuestra particular travesía en el desierto y solo echo de menos una cosa. Tu sonrisa. El sonido de tu Risa es para mi el sonido bendito que me cura las heridas del corazón,  me tranquiliza y me da paz.

Solo pienso en el día que pueda volver a escucharte reir en alto, que las lágrimas sean de felicidad y no de amargura, que esta tempestad pase.

Se que yo soy parte de esa amargura, que la situación nos ha empujado y nos empuja a pasar por momentos duros.Pero estos pasarán, por que somos luchadores, somos gente dura,  somos gente recia, somos corredores de larga distancia y lo estamos demostrando. Llegará un día en que tanto esfuerzo, sacrificio y trabajo se verá recompensado

Hoy te rindo homenaje, como lo que eres, la mujer de mi vida. No te puedo regalar nada material, pero hoy si te puedo regalar otros 20 años más de mi vida.
Hoy te deseo que la suerte que últimamente se te ha negado, vuelva a tu vida. Hoy a pesar de las dificultades, valoro más cada minuto que permaneces a mi lado.  
Hoy me hubiera encantado estar más inspirado para ti, pero sabes que son días duros por los que estoy pasando, demasiado duros y demasiados frecuentes.

Despido esta misiva con la tranquilidad de que hoy es un buen día, por que hoy hace 39 años Dios nos permitió tenerte entre nosotros. Me despido con la tranquilidad de saber que lo dispuso todo para que dos personas de otro planeta, se conocieran en este pequeño mundo. Hoy me despido con la tranquilidad de saber que esta historia de amor tiene un punto y seguido. 

Te quiero Mi Vida. Felicidades y que tus Anhelos se cumplan.

MI BÁCULO, MI SOSTÉN, MI VIDA, MI ALMA




















miércoles, 6 de junio de 2012

IRONMAN ( EL COMIENZO DE UNA HISTORIA)


Son las 4 de la mañana suena el despertador y me levanto con la sensación de no haber descansado nada. Los 950km de coche que me hice el día anterior todavía hacen mella en mi espalda y en mis piernas.
Ya mi amigo Antonio me espera con un café caliente para desayunar. Nuestras caras lo dicen todo, ilusión, ansia, en mi caso, no miedo pero si respeto. Hoy voy a dar un salto hacia lo desconocido, hoy penetro en un mundo inexplorado para mí.
Poco a poco nos vamos animando, cargamos las cosas en el coche y nos dirigimos hacia boxes, allí ya nos esperan David y Ricardo. Al igual que nosotros las mismas caras de ilusión y ansias de saber de qué pasta estamos hechos.  Van pasando los minutos  que sin embargo me parecen horas, empiezo a sentir un gusanillo en mi estómago que posiblemente sería preludio de lo que habría de venir. 
Son las 6, 15 de la mañana y todos estamos en la cámara de salida. Sonriendo y conjurándonos nos abrazamos y recitamos el mantra que nuestro buen amigo Ricardo nos propuso. “SOMOS DUROS COMO PUTAS ROCAS”. Y no le falta razón, éramos 400 locos que en minutos nos íbamos a lanzar al agua, simplemente por un sueño, simplemente por saber donde está nuestro límite. Antonio, nos recomendaba guardar, nos dio consejos valiosos, que en no mucho tiempo recordaría.
Y allí mismo después de los tres cañonazos de rigor, salimos en desbandada hacia el agua, 3.800m de pura adrenalina. Lo que parecía una balsa de aceite empezó a tornarse en un pequeño oleaje que poco a poco nos iba engullendo. Hasta dos veces me patearon la cara y en sendas ocasiones las gafas salieron disparadas (gajes del oficio), la verdad es que me encontré muy bien, relajado, aguantando, sereno sin desperdiciar energías. Esas energías que no mucho después me sería tan valiosas. La sensación de felicidad era indescriptible, el agua cálida me limpiaba cualquier miedo que pudiera haber tenido en el momento del pistoletazo de salida, sin darme cuenta estaba finalizando la transición de natación,  (1h. 1´), poco desgaste, mucha felicidad.
Como el que no quiere la cosa me enfrentaba a 180 km de un recorrido que sería épico, a la postre. Salimos de Salou dirección al primer puerto.  Aquí las fuerzas iban intactas, por lo que empezamos a subir a un buen ritmo.  Nada más salir dirección a Cambrils empezó a llover copiosamente, por lo que el ascenso se hizo más agradable. La lluvia refrescaba las ideas y las piernas, que poco a poco iban funcionando de una manera correcta. A medida que coronábamos el puerto de la Mussara de unos 20 km, las buenas sensaciones se elevaban a la enésima potencia. El paisaje espectacular por sí, se veía resaltado por la lluvia, el olor de la tierra mojada y el ánimo de público y voluntarios que como si les fuese la vida nos apoyaban sin fisuras.
A partir de aquí se desató la locura. Me daba igual el suelo mojado, los coches que se cruzaban por mi camino, el viento, nada me hacía disfrutar más que el duro paisaje que me encontraba pedalada a pedalada. Mi GPS marcaba velocidades en las bajadas de 70km /h, cruzaba la bici en las curvas y los propios corredores me llamaban loco. Pero lo siento estaba poseído, supongo que los efluvios de las tierras donde se materializa uno de los mejores vinos del mundo me tenía embriagado.
 Honestamente el paisaje me tenía secuestrado, cada recodo, cada curva, cada puerto que subía me descubría un paisaje, un lugar, un sentimiento inesperado. El culmen fue al llegar a Pobleda (creo que se llamaba así) allí ya no pude aguantar más y como si tuviera el  síndrome de Stendhal, comencé a llorar de felicidad. Es de las pocas veces que he sentido una paz tan enorme que me dejé llevar por los recovecos, por las calles, por el paisaje por el que pasaba y me abandoné a la locura de los pedales. Dios¡¡¡ era absolutamente feliz.
Pasaban los kilómetros y la humedad y el calor se tornaban preocupantes, el Priorato después de la lluvia se vio invadido por una humedad y un calor  que se convirtieron en una pequeña tortura que estaba dispuesto a asumir. Seguimos y seguimos pedaleando.
Antonio ya me advirtió que llegando a Gratallops  íbamos a sufrir. Un ascenso de escasos 2 km en las que vi en mi GPS hasta un 15% de desnivel.
Poco después empezamos a subir el último puerto, también muy hermoso, el Coll Roig, con sus molinos de viento a escasos 50 metros de distancia. A partir de ahí el ansia por llegar se apoderaban de mí, quería ir más y más rápido y pude ver hasta 75 km/h en mi GPS en la última bajada.
Y para terminar los últimos 25km un viento racheado nos acabó de rematar, ahí si empecé a sufrir, Podía más las ganas de llegar que el viento, pero esos últimos Kilómetros fueron emocionantes, se acababa la bicicleta y empezaba de verdad la carrera.
Llegué con 7h 20´de la bicicleta y ya llevaba acumulado 8h 21´entre los dos primeros segmentos. Salí de la transición y vuala, apareció nuestro amigo el sol, para castigarnos y hacernos aun más épica la hazaña. 33 grados y una humedad relativa del 85% hacían de cada paso un esfuerzo increíble. Empecé a correr con buenas sensaciones, me propuse ir a 6´el kilómetro algo totalmente razonable, pero cuando menos me lo esperaba y el km 10 en el avituallamiento comenzó mi tortura, cualquier  sorbo de agua, o líquido lo vomitaba. Fueron 5 veces las que vomité y 32 kilómetros de tortura, de calor, de nauseas infinitas, de no poder beber, ni comer, algo fundamental para vivir.
Aquí la felicidad empezó a convertirse en una tortura indescriptible, un suplicio. Cada paso mi cuerpo me decía, retírate, pero mi cabeza, mi orgullo, mis ganas de vivir me decían que ni se me ocurriera.
Muchos fueron las voces que me dijeron vete. Solo una triunfó, la mía.  La última vuelta, fue lo más duro que he vivido en mi vida desde el punto físico. Mentalmente me conservaba intacto, integro, pero físicamente estaba destrozado. Sin beber y sin comer desde hacía horas, me estaba matando, lentamente.
Menos mal que en la última vuelta, empezaron a salir mis ángeles de la guarda donde menos lo esperaba. En un recodo del camino apareció mi mujer que me acompañó durante 5 km, al que se añadió el héroe del día mi amigo ANTONIO un ser excepcional que después de acabar la misma prueba en 11h escasas me acompañó en lo últimos 7km, animándome, casi llevándome en volandas. No sé cuanto se lo podré agradecer. A pesar de costarme hasta respirar me hacía reír a cada paso, animaba a todo aquel que se cruzaba  en mi camino.
El último km iba tambaleándome, casi apoyándome en mi mujer, los gritos, los aplausos, los ánimos casi no los escuchaba, solo veía la línea de meta, solo veía el fin del dolor, del sufrimiento.
Llegué y lloré. No de emoción sino de dolor, de impotencia, joder ¡¡¡  siento una rabia inmensa, siento una frustración que se va tornando en negrura, negrura que acaba en una camilla y tres bolsas de suero.
No sé porque mi estómago me jugó esta mala pasada, no se por que quise estar voluntariamente 4 horas sin beber, ni comer en medio de aquel calor, lo que si se es que lo conseguí. Vencí una vez más. Es una pequeña batalla ganada en medio de mi guerra. Esta guerra personal y colectiva que nos ha tocado vivir. Somos fuertes, somos duros como putas rocas, somos seres enormes. ¿Por qué? Simplemente por que nadie nos doblegará, por que el único que manda en mi destino soy yo, nadie más. Yo soy el capitán de mi alma, soy el dueño de mi destino. 
Ahora con la distancia, con la tranquilidad que me da mi hogar, miro atrás y siento orgullo. Un orgullo indescriptible, pero no por acabar, sino por haber compartido una parte de mi vida con seres excepcionales, con gente generosa, con personas que a pesar de no conocerme me miraban con cariño y admiración.
Solo me queda agradeceros a todos aquellos que me habéis apoyado en este último año, toda vuestras complicidad, vuestros ánimos, vuestro apoyo incondicional.
Antonio que decir de ti que no te haya dicho en persona, eres mi ídolo tío y siento una admiración increíble por ti. Te doy las gracias por tu apoyo, por tu seguimiento. Te doy las gracias a ti y a Mónica  por haberme abierto las puertas de tu casa y acogerme como alguien de tu familia. Gracias de todo corazón. Ez algo que me ha marcado tanto como la carrera.
A mi compadre Rafael, que ante mis dificultades económicas me ha brindado su propio coche, para que me pueda desplazar hasta la carrera.
A mi hermano y mis padres, estos ángeles que velan por mí cada segundo de mi vida.
Y mis amigos David, José Antonio López, Juanlu Beltrán, Juan Carlos que durante estos últimos meses han hecho que dé un salto enorme con la bicicleta.
Susana, mi vida que decir de ti, tú que eres mi principal báculo, la que me sostiene incluso cuando me desmallaba en la llegada. Tú que sufres mis interminables horas de entrenamiento de ausencias mientras me dejo la piel en las  carreteras y caminos sin rechistar, esta victoria es más tuya que mía, esta medalla que colgaron en la llegada  es el símbolo y la metáfora de nuestra lucha por salir indemnes. Y no lo dudes, saldremos.
Solo me queda daros las gracias a todos por vuestras llamadas, ánimos y saludos. Esto solo es el comienzo de una larga carrera, esta es solo una primera batalla. Esto es solo el principio.
De todo Corazón Gracias.


  Estos son los momentos por lo que merece la pena todo el sufrimiento y el esfuerzo.