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lunes, 20 de abril de 2020

GIGANTES

Otro días más en esta situación distópica, en esta situación impensable, hasta hace solo unos meses. En la que todos tratamos de sobrevivir de alguna u otra forma. Como mejor sabemos, como mejor podemos. Aportando nuestro granito de arena, en este enorme mar de vidas a la deriva.

 Otros tantos desgraciadamente, solo se entretienen en poner palos en las ruedas.

Mientras unos y otros se ensalzan en una lucha fratricida ( que novedad en esta España mía, esta España nuestra), todos los días salen en los noticiarios, las cifras de fallecidos. Ayer, con una sonrisa de complacencia en los labios, una periodista daba la dichosa cifra, exclamando que hay lugar a la esperanza, ya que solo había habido menos de 400 muertos.
Al instante, acudieron a mi, las imágenes de aquellas muertos. Como fantasmas, sin caras, solo siluetas, solo recuerdos que deberán atormentarnos a los habitantes de este mundo por muchos años.

EL ser humano es de memoria frágil, todos los sabemos y posiblemente cuando esto pase, olvidaremos a los miles, de almas que se fueron, en soledad. A las miles de familias que no pudieron despedirse de aquellos a quien amaban, que no pudieron recibir los abrazos de consuelo, las caricias y las lagrimas amigas que tanta falta hacen en esos momentos. Pero sobre todo habremos olvidado, si alguien no lo remedia, a la generación, que sufrió la posguerra, que sufrió la dictadura, que levanto el país en los primeros años de la democracia. A  aquellos que supieron perdonar y reconciliarse, para que este proyecto de país saliera adelante. Olvidaremos a aquellos, que en sus últimos años de vida cuando debían estar disfrutando de su jubilo, tuvieron que salir de nuevo al rescate de sus hijos, de sus nietos, del país, con sus escasas pensiones, para que se salvaran los bancos. Y ahora cuando todo aquellos parecía un mal sueño y parecía que descansarían, los volvemos a dejar solos.

El ser humano es curioso, se complace con cifras, a algo se tienen que agarrar. Pero por favor, cuando esto acabe, no dudéis en honrar a nuestros héroes, a nuestros gigantes, por favor os ruego, os suplico. No olvidéis, no los olvidéis.
No se quien tiene la culpa. La historia lo dirá. Lo que se, es que si los olvidamos, habrá sido el mayor acto de cobardía e injusticia, que una sociedad y un Pais, haya cometido jamas.
Por vosotros, por nosotros, por nuestros, mayores, padres, madres, abuelos y abuelas. Por ellos va mi profundo sentimiento de gratitud. Nunca os olvidaré, va por vosotros GIGANTES.





domingo, 12 de enero de 2020

ESPERANZA SE ESCRIBE CON "E" MAYUSCULA




Dicen que los principios de año son comienzos de nuevas aventuras. Que nos ocupamos de enterrar demonios, de imaginarnos, en otro cuerpo, en otra vida.

Miramos con atención las señales del cielo, los hados del destino, esperando que la magia, el azar, la superstición, nos traiga la ventura que por derecho, queremos o creemos que nos merecemos.

Pero los días pasan y todo sigue igual. Sin embargo siempre hay una palabra que acude a mi cabeza, cuando creo que todo falla. ( Esperanza).

Este año que se va, me ha enseñado la lección, más dura posible que la vida te puede enseñar. Que la vida no te espera. se abre paso irremediablemente. Y si te quieres bajar del autobús, te mira a la cara y te espeta sin anestesia, que es tu puto problema.

Me gusta escribir, mientras escucho música. Calle 13 es el caso, "La vida"la canción elegida. Entro en trance y las palabras brotan, los pensamientos rebotan en mi cabeza.

Hacía tiempo que las ganas de escribir, me abandonaron. Quizás no tenía nada que decir, quizás equivocaba, no el mensaje sino a quien iba dirigido. Han pasado dos años, dos largos años, en los que me he dedicado a respirar, sin vivir. A levantarme, trabajar y acostarme, como si no hubiera días, solo plazos, como sino hubiera emociones, solo facturas. Y sin saberlo la vida me pasaría la factura más grande que hasta ahora me ha pasado. Me ocupe de los demás y abandone mi vida.

Pero Esperanza, se escribe con E mayúscula. Se vive con V mayúscula. Y me prometí que nunca más en mi vida, mi autoestima, mis emociones dependerían de la opinión de nadie. Ni de mi propia familia.

He pasado más de 40  años viviendo la vida que otros han imaginado para mi. Pero eso se acabó¡¡ Quiere decir que hay que romper con todo?. NO¡¡ definitivamente no.
Hay que aprender de todos y cada uno  de los momentos vividos. De cada éxito y de cada fracaso.
Hay que entender que somos lo que somos, por todos los momentos, que hemos vivido.

Hay alguien que dijo una vez, que este mundo, necesita menos luchadores y hacen falta más soñadores.
Dejadme pues que sueñe.
No necesito a gente a mi alrededor, que opinen sobre todo. Ya estamos harto todos de tertulianos, de opinadores seudo profesionales que saben de todo y que expresan sus opiniones sin que nadie se las pida.
Ahora llega el momento de soñar todos los días, de vivir todos los días. No de buscar la felicidad, sino de vivir con mayúsculas. Dejadme pues que viva. No necesito comprensión, ayuda, ni vuestro juicio. Básicamente por que no me importa.

Termino con estas estrofas sacadas de la canción que escucho mientras escribo:


"Nadie se puede acobardar, nacimos siendo valientes
Porque respirar es arriesgar
Este es el momento de agarrar el impulso
Las emociones las narra nuestro pulso...


La muerte nunca nos venció
Porque todo lo que muere
Es por que alguna vez nació"



Hasta pronto.


martes, 24 de diciembre de 2019

EL CAMINO

Era un día caluroso. No recuerdo cual, solo sé que era junio. Solo recuerdo mirándome las manos y ver dos cajas de pastillas y una botella de ginebra encima del lavabo. Me miraba al espejo y no veía nada. Nada¡¡ Simplemente no me veía. No pensaba, solo sacaba del blister las pastillas una a una.

Solo recuerdo un vació inmenso, ganas de dejar de sufrir. me metí un puñado de pastillas en la boca y cogí la botella de ginebra. Me dispuse a  beber. De pronto en el espejo vi una especie de ojo de buey, todo estaba borroso, quizás por las lágrimas, quizás por el dolor.
Me asomé y sobre el cristal, vía aparecer una pequeña mano, me quede paralizado.Baje la botella y miré fijamente por el ojo de buey. Apareció una pequeña cara, la reconocí al instante, eras tu cuando  pequeño. Dentro del submarino, con una sonrisa y unos ojos enormes que me miraban, sin tristeza, sin pena. Solo mirabas con esperanza. De pronto me dijiste algo. Pero no escuchaba nada. Volviste a sonreír e instintivamente puse mi mano en el cristal sobre tu mano.

No se lo que pasó después, solo recuerdo, despertarme en un charco de vómitos, con las pastillas en el suelo. Me levante como un zombi y limpie todo.

Esto que parece el final de una historia ficticia, solo es el principio de una historia real. El día que durante el delirio, te volví a ver y decidí, pedir ayuda, decidí que quería vivir.

Esto que escribo en este momento, es un ejercicio, no de auto compasión, sino de ponerle nombre a las cosas. Suicidio, depresión, dolor de vida, llámalo como quieras.

Mi terapeuta, me encargó poner por escrito, el porqué pedí ayuda y como he llegado al momento en el que me encuentro.

Pero como llegué hasta este extremo?. Ni yo mismo lo sé. Años de estrés, de agradar a todo el mundo, de vivir la vida que me imponían. De querer ser el hijo perfecto, el marido perfecto, el trabajador perfecto, el hombre solidario, el deportista extremo. De darlo todo sin pedir, nada a cambio. De no permitirme odiar, de no decir que no a nada, , solo querer, solo agradar.


A partir de aquel día caluroso de junio, he pasado por momentos complicados en los que con la ayuda de mi terapeuta y la medicación adecuada, he logrado salir adelante. Ya hace más de un mes que cortamos la medicación y cada vez me encuentro mejor. O eso cría.

No hace mucho, me sorprendió la llamada de un amigo, diciéndome que su padre había muerto de manera repentina. Cuando fui al sepelio, me encontré con un hombre grande como una montaña, fuerte como un roble, metido en una caja. A su mujer y su hijo llorando desconsolado, mientras repetían, una y otra vez que era injusto, que era un buen hombre, un padre perfecto, un marido perfecto, un abuelo perfecto. Toda la vida trabajando y en un segundo todo al garete. Y me quedé fijo intentando consolarlos. Me volví de nuevo hacia la caja y cuando miré, no vi a su padre, me veía a mi. al hombre que describían, o al que siempre quise aspirar a ser.

Me fui sin hacer ruido y esa misma noche, algo me empezó a doler en el pecho, ya no era dolor de alma.era un dolor inmenso que no me dejaba respirar, que no me dejaba ver, que me impedía andar.

Hice un esfuerzo, me subí al coche y con la visión borrosa, me fui a urgencias. Nada más me vieron entrar, me preguntaron que me pasaba y no les dije mucho más cuando ya me metieron en silla de ruedas y me tumbaron en una camilla, mientras me ponían cables, una pastilla debajo de la lengua y veía como me ponían oxigeno. Solo acertaba a suplicar, que no quería morir. Quería vivir.
Os podría decir que algo ser rompió dentro de mí. Pero mas haya del trauma, os puedo decir, que todo cambió en ese instante.

Quería buscarle una explicación a todo esto que me pasaba. Ordenar mi alma, sacudirla por la ventana y quitar el moho que me corroía.

No se como explicar como me siento, solo se en lo que me estoy convirtiendo. No es egoísmo, lo llamo cuidar de mi, para poder avanzar y no morir.

Ahora comienzo a entender, que puedo decir que no, sin sentirme mal. Que también me puedo y debo equivocar. Que puedo expresar lo que siento sin sentirme culpable. Que debo pedir ayuda y dejar que cuiden de mi. Que tengo todo lo que quiero, pero no lo que realmente necesito. Y lo que realmente necesito es que cuiden de mi, cuidar de mi.

Mientras compongo u ordeno mis pensamientos, escuchando la canción de "Delafe" menos cabeza y más corazón, me acuerdo de aquel día de Junio. Me acuerdo de las únicas cuatro personas que intuían que algo andaba mal, que me llamaron y sin saberlo me apuntalaron un poco más a este mundo.
A ti Julián, tan oportuno como siempre, buen amigo y hermano. A ti Eduardo que por no preocuparte te mentí, pero sabes que tengo más que admiración por ti. A ti Juanfra que eres un guerrero, un amigo y ser excepcional. A ti Andres, el príncipe de zahara, eres ese amigo en la distancia que sabe ponerle nombre a las cosas.
 A mi socio, amigo y Hermano que me soporta todos los días.
A mis dos hijos a Alvaro y a Leo, que te apareciste cuando me quise ir.

A vuestro lado he aprendido, que vivir es un camino, no una finalidad.

Queda camino y solo espero poder disfrutarlo, no como un reto, sino como una oportunidad de aprender.

Gracias por no juzgarme.







lunes, 2 de octubre de 2017

LA PRINCESA Y EL TITAN

Pequeño Alvaro¡¡ que te pasa? no tengo sueño papa. Cuéntame una de esas historias que tanto me gustan.

No te preocupes hijo, te contaré una historia. Una historia de un Guerrero y la  princesa encantada.

Y como se llama el Guerreo papa?

Tu ya lo conoces pequeño Alvaro. El Titan le llamaban.

Cuéntame la historia, por favor. Así llamara el sueño a mi puerta y descasaremos los dos.

Esta historia Hijo. No es una historia inventada. Es una leyenda eterna que resuena en la montaña. Se escucha por los pueblos blancos, por sus calles, por sus plazas. Es la historia del Titan y su princesa encantada.

Era por la mañana. A lo lejos, sonaba el murmullos del viento, la suave brisa acariciaba sus caras.

Sobre su cabeza un pañuelo, sobre su pecho, su pecho de amada, una promesa.

La miró y le dijo "No me olvides princesa, aunque parta a la batalla".

No puedo olvidarte,  guerrero. En la plaza y en su torre te esperaré sentada. Paciente y con la mirada serena, lo vio partir. No hubo lagrimas, solo amor, no hubo penas, solo honor.

Y que pasó papa? a donde se dirigía el Titan?

El Titan hijo, aunque duro como la montaña, con los ojos arrasados de lágrimas, se  acercó poco a poco al espejo turquesa y fue desapareciendo en el agua. No miró atrás. Lo que pensaba, solo el lo sabía.

Pasaron los minutos y el trueno sonó. Fiel a su promesa y sin desfallecer, cruzó el lago espejo, resistió el envite del tiempo y la distancia, del fuego abrasador, del tormento de no tener a su princesa.

Aunque el no lo sabía,  desde la torre, la princesa encantada, con su lazo rosa, atenta observaba, como el titan se debatía por conquistarla a cada brazada.

Y que pasó papa?

Salió del lago espejo, como la centella, se montó en su corcel y con su colores rosados, se dirigió por el tortuoso sendero, hacia la montaña sagrada. Nervio, ansia, impaciencia, pero sobre todo, tenía una imagen en su mente que le permitiría llegar donde quisiera.

Con los ojos húmedos, lo vio pasar, en busca de su destino. La princesa miraba con orgullo.

 Pude ver hijo en ella, su lucha interna. Pude sentir la energía de sus pensamientos, que como un resorte se dirigían a lo lejos, hacia la montaña. Donde sabia que en ese preciso instante, el Titan, batallaba contra los demonios, contra el viento, contra la nostalgia.

La princesa contaba cada segundo, cada minuto, cada hora.

Preguntaba al viento por noticias de su guerrero. Pero solo el eco le contestaba. Bajo una sombra y apesadumbrada, miraba el camino de vuelta casa.

Donde estas guerrero, donde están tus alas emplumadas?

De repente como una exhalación , lo vio venir. Levanto su mano, quiso hablar, pero no pudo. Solo una lágrima de orgullo recorrió su mejilla.

Estaba triste la princesa, papa?

No hijo. Estaba orgullosa de su caballero.

Lo vio pasar, con los dientes apretados, con la mirada perdida. Lo vio pasar y en su cara, no había odio, no había rabia, solo determinación.

Y que pasó con el Titan papa?

Paso raudo y veloz, descabalgó su montura. Miró a la torre y sus pensamientos se dirigieron hacia su princesa. Sabía que lo estaba esperando.

Puso sus plumas en el brazo y voló por los caminos hacia el reino de algodonales.

A cada paso, que daba, más cerca se sentía de la torre y de su plaza.


Mientras tanto, la princesa encantada, miraba desde el balcón del pueblo blanco de Zahara. El ruido era ensordecedor, pues las huestes de guerreros avanzaban. Pero ella solo tenía, un pensamiento, un sueño, una palabra.  Titan¡¡¡

De pronto vio al guerrero alado, subir por las pronunciadas rampas. Desde lejos le gritaban, le animaban. El solo tenia ojos para su amada.

Se fundieron en un abrazo, en un beso, en una palabra. Se miraron a lo ojos, se cruzaron sus miradas y juntos se aproximaron a la plaza.

El estruendo era infinito, los aplausos ensordecedores por la gesta, abrumaban.

Cruzaron el dintel del cielo, los dos juntos, en silencio, sin palabras, se abrazaron y lloraron. Nada más había a su alrededor. Como una capsula del tiempo todo se paró. Sus corazones latían al mismo ritmo. No necesitaron palabras, solo miradas.

El se arrancó una pluma de sus brazos alados, se dirigieron a la fuente donde los guerreros, limpian sus pecados. Juntos soltaron la pluma. Cuando cayó al agua, se abrazaron y se escuchó en la plaza  sonidos de lagrimas de plata, que de sus mejillas cayeron, para fundirse con sus almas.

Se dice desde entonces, que en la plaza y en las calles de Zahara, resuena los ecos de unos pasos eternos. Los del Titan y la princesa encantada.

Te ha gustado pequeño la historia?

Pero el pequeño Alvaro, con una sonrisa en la comisura de los labios, viajaba a lomos de sueños, que el solo sabrá.

Lo tapé y con un beso en la frente me despedí. Hasta mañana hijo, que tengas dulces sueños.






lunes, 18 de septiembre de 2017

PODRÍA SER TU (DONAVIDA)

Lo dejé todo preparado. Lo había estado planeando, no mucho tiempo la verdad, pero si el suficiente. Llevaba tiempo despidiéndome de los lugares que me habían visto crecer. De manera furtiva y de soslayo, fui diciendo adiós,a todos aquellos que de una u otra forma me habían acompañado a lo largo de mi azarosa vida.
Trataba de buscar explicaciones, de encontrar sentido, pero en mi fuero interno, sabía que todo había acabado ya. 
Dejé los documentos a la vista, la carta de despedida en un lugar bien visible y salí por la puerta. Ni siquiera miré atrás. Demasiadas veces me había parado en el dintel de la puerta donde otrora escuchara la voz de mi hijo. Pero ya ni eso me ataba a este mundo.

Me subía a la moto, ni siquiera me abroché el casco, arranqué la moto y salí despacio. Es extraño, como cuando quieres la cabeza desconecta de los sentidos. Cuando me dí cuenta estaba en el semáforo de la esquina. Hacía calor, mucha calor. Pero sin embargo había algo en el ambiente que me reconfortaba. Supongo que era la certeza de que en breve todo acabaría. Elegí una hora en la que habría poca gente. No quiero que mi partida pueda dañar a algún inocente. 
Metí primera, segunda, tercera. Pasé la primera glorieta y después la segunda, vi la larga recta y vi mi oportunidad, apuré cada marcha, hasta ver los 220 km/h y de repente un fundido en negro.

Para los no creyentes como yo, solo me quedaba el consuelo de que con los órganos se salvarían algunas vidas y estos aprovecharían, mejor cada segundo que yo no supe o no quise aprovechar. 

De repente un zumbido, un destello, una voz, una sirena. Entrecortada la respiración, solo escuchaba sollozos y alguien que gritaba resiste, aguanta amigo¡¡¡

Pasó una eternidad, o al menos es lo que me pareció. abrí los ojos y solo podía ver un fondo blanco, una luz tenue y el suave ronroneo de una máquina que a intervalos pitaba. 

Escuché una voz. 

Como te encuentras Alvaro? 
Alvaro? Se habrá confundido, yo me llamo Juan.(pensaba) Pero no podía hablar. Intentaba articular palabra, pero los tubos que ocupaban mi traquea no me dejaban.

Los médicos llegaron en tropel, me quitaron los tubos. Con la boca seca imploré agua. Me mojaron los labios, veía a mi mujer llorando en cima de la cama.

Solo me salió decir, "lo siento, perdóname". Que te perdone hijo, por qué?
Tomo mis manos entre sus manos. De repente me di cuenta de que mis manos eran muy pequeñas. Me puse nervioso, me quise levantar. Un fuerte dolor en el pecho  me lo impedía. Miré hacia abajo y vi que no era yo. Que estaba vendado y con muchos cables saliendo de mi pecho.

Alvaro hijo, tranquilízate, descansa,  todo ha terminado. Todo ha salido bien.

Alvaro? quien soy? Soy yo, Juan. Que broma es esta?

Con insistencia pedí un espejo.
Un espejo? para que quieres un espejo, hijo?
Por favor quiero un espejo.
Mi mujer cogió un espejo, de su abultado bolso, lo abrió y me lo dio.

No podía dar crédito de lo que veía, no era yo. Era mi hijo.

Empecé a llorar, como lo que era. Un niño, un niño pequeño. Todo cobraba sentido. Las largas horas en el hospital. La desesperanza de no encontrar un donante, las veces que maldecía y que lloraba por la noche. La impotencia de no poder hacer nada. Hasta que se encendió una lucecita, sino había corazón, yo te daré el mio. De todas maneras, mi corazón siempre fue tuyo, desde el día en que te vi nacer.

Todo se precipitó muy deprisa. Empecé a flotar, me salí de su pequeño cuerpo, me quise despedir, pero ya no pude. Quise decirle a los dos que no tuve opción. Que si hubiéramos encontrado un corazón, yo estaría al pié de su cama, junto a su madre. Pero ahora ya no importaba. Mi hijo estaba bien. De alguna manera, mientras me iba, sentía una inmensa paz. Que vendrá después? no lo sé, ni me importa, solo sé que mi vida tuvo sentido, que mi partida no fue inútil. Pero sobre todo que mi corazón seguía latiendo.


Esta historia, podría ser cierta. O preguntareis por que?. Simplemente para que toméis conciencia, de lo angustioso, que es estar esperando, a que un ser querido, pueda recibir un  órgano. Podría ser tu, tu hijo, tu padre o tu madre.
Esta historia, es cruda, es dura, pero es la realidad de miles de personas en este mundo.
Solo os pido una cosa, cuando llegue el momento, Dona. No te lo pienses. Donde vas no te hará falta.
OS doy las gracias a todos aquellos que habéis perdido, un minuto de vuestro tiempo en leer esta historia.
#DONAVIDA, #DONAORGANOS, #DONAMEDULA.




miércoles, 23 de agosto de 2017

UN VIAJE SIN FINAL

Me encuentro sentado. Mirando al vacío. La mente en blanco, cuestionándome cada paso del viaje, que comencé hace un año de manera voluntaria, solitaria y decidida.

En este tiempo o experimento sociológico, como lo decidí iniciar. He comprobado que no hace falta mucho equipaje y sobre todo compañía, para andar por este mundo.

Esta siendo duro, muy duro, más de lo necesario. Básicamente , por que hay viajes en los que como mínimo, te tiene que acompañar la cordura. Algo que desgraciadamente, hace tiempo me diagnosticaron, como ausente a intervalos moderados.

Todo comenzó como un grito silencioso de hartazgo. Miraba lo que me rodeaba y pensaba si era necesario, estar o buscar la aprobación de la gente, de gente que en realidad solo conozco, por imágenes, retazos de una vida interesada, que comparten a través de las ventanas de sus dispositivos.

Como consecuencia, de tanto pensar, corté de raíz, toda relación con ellos. Pasó algo?. Lo esperado, nada, de nada. Y es malo?. Pues no.
Es maravilloso comprobar, que básicamente al final o al principio de todo, están los que tienen que estar y siguen estando los que siempre estuvieron.

Es cierto, que hubo un tiempo no muy lejano, en que necesitaba el chascarrillo diario, la aprobación constante de desconocidos, el más difícil todavía, para agradar al respetable.

Hoy gracias a dios, vivo de las rentas.. De las rentas de una vida pasada, en las cultivé llamadas y abrazos en persona, mirándome en los ojos de mis contertulios, sin barreras, solo el aire que respirábamos en la misma habitación.

Me da tristeza comprobar, lo vacío que es el mundo de lo digital? Pues sí y no.

Si, por que hemos perdido una maravillosa oportunidad de relacionarnos y aprender los unos de los otros. Sin fronteras, sin razas, sin religión. Desgraciadamente las redes sociales se han convertido en una fuente de coachs, motivadores de pacotilla, tertulianos que saben de cualquier tema. Pero sobre todo se ha llenado de jueces y abogados, que se permiten, valorar, sentenciar y juzgar a aquellos que no conocen, solo por titulares de noticias, que ni siquiera se molestan en contrastar. Me sentía arrastrado hacia esa corriente, convirtiéndome en uno más de la turba lapidaria y decidí como en la resaca, tomar distancia y nadar hacia un sitio seguro, donde  no me ahogara en semejante basura.

No, por que al final, bueno, no hay final en esta historia. Lo que queda es lo autentico, lo de siempre. Y eso para mi significa, que el experimento ha sido todo un éxito.

Sigo en mi retiro voluntario, conversando con aquel que me llama o quedo y sobre todo, charlando con aquellos, que aun habiendo desaparecido del mapa, se preocuparon y me buscaron.

Un abrazo a los amigos de siempre, a los que me buscaron y se quedaron, a aquellos que llame y respondieron.





lunes, 2 de mayo de 2016

HISTORIAS DE LUZ

Dieciséis años tenia cuando se dio cuenta que algo cambiaba lentamente en su interior. Un niña enamorada, una niña al fin y al cabo. Y sin embargo, decidió, que su vida no era nada sin el ser que incipientemente llegaría a tener con solo 17 años. Una niña que decidió dejarlo todo para acompañar al amor de su vida y cambiar de ciudad, de vida, sin más anhelo que ser feliz.

Aquella niña que varada se quedó en una ciudad extraña, mientras su marido que solo tenia 18 años, se iba al desierto, por que de voluntario podría ganar algo de dinero, para alimentar a su hijo.

Podría poneros fotos de aquella niña de piernas largas, de pelo negro como el azabache, preciosa. Una Malagueña que enamoró a un sevillano, que lo dejó prendado desde el primer día que cruzaron sus miradas. Podría contaros como desde que decidió dejar de ser esa niña y convertirse en la madre de este que os escribe y cuatro años después de otro ser maravilloso, que es mi hermano. No ha dejado de luchar ni un solo segundo. No la he visto decaer el animo delante nuestra, aun sabiendo que esta jodida vida, ha sido dura, muy dura.

Podría contaros tantas cosas. Pero solo os contaré una. El orgullo de haber nacido de su vientre, de llevar sus genes y su apellido. De saber que en cualquier momento de mi vida, no me he sentido solo y desamparado. Que aunque haya sido duro criar a un tío como yo, nunca tiró la toalla. En los momentos mas duros, me dio la mano, el alma, todo. No puedo comprender mi vida sin la suya. No puedo entender que soy como persona, sino es mirándome en el espejo y ver cuanto hay de ti en mi.


Podría ser una historia inventada, pero es real, fidedigna y verdadera. Podría alabarla eternamente y decirle por este medio, que es la mejor madre del mundo. Pero prefiero decírselo a la cara todos los días.

No hay mejor madre del mundo. Solo hay madres. Ya la palabra en sí encierra el vértigo del compromiso eterno de cuidar de aquello que decidiste tener por propia voluntad.

Tu que sigues llamándome todos los días, que te preocupas cuando salgo de viaje,  tu que nunca me has dicho una mala palabra a pesar de que me merecía más de un palo.

Ahora tengo el privilegio de ver como cuidas de tu nieto con el mismo cariño en la mirada, con el que me cuidabas a mi. Solo puedo pedir una cosa. Que este cariño que sigues dándonos nos dure otros 43 años más.

Te quiero mama.